Mi pc, mi escuela
  Historia
 

Quinto Año

0.1-
Revolución Hispanoamericana.

-En el primer tercio del siglo XIX se independizaron casi todas las colonias españolas en América, y España dejó de ser una potencia mundial. Las nuevas repúblicas mantuvieron, sin embargo, una fuerte dependencia económica de los países occidentales. 

Causas de la independencia

Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, entre 1810 y 1824 se desarrolló el proceso de independencia de la mayoría de las colonias españolas en América.

Las causas fueron las siguientes:

  • La difícil situación creada en España por la invasión francesa, que supuso la ruptura del contacto directo con América, y el vacío de poder que creó la retención de los reyes españoles en Francia.
  • El descontento de los criollos por su postergación en el gobierno de sus países y por el mantenimiento del monopolio comercial español y, en segundo lugar, la fuerte tensión social en que vivían los indios, muy explotados por los blancos. Pero la independencia fue, sobre todo, una rebelión de las colonias contra la metrópoli.
  • El influjo de las ideas ilustradas, los ejemplos directos de la independencia norteamericana y de la Revolución Francesa y, además, la ayuda de Gran Bretaña y de Estados Unidos, países interesados en desplazar a España del comercio americano.

 0.2 - Dominación y Resistencia

Invaciones Inglesas
 A principios del Siglo XIX, se desarrollaban en Europa las Guerras Napoleónicas, en que Francia bajo el mando de Napoléon Bonaparte combatía contra la Alianza de las potencias monárquicas del continente.

Decidido a invadir Inglaterra, Napoleón ideó una maniobra para atraer a la flota conjunta de Inglaterra y España desde el Canal de la Mancha hacia las costas americanas, para aprovechar luego a realizar esa invasión. Su plan fracasó, porque el Almirante Nelson advirtió sus intenciones; sorprendió a la flota francesa frente al Cabo de Trafalgar, el 25 de octubre de 1805, y le infligió una importante derrota que dejó a la flota inglesa dueña del Atlántico, hasta entonces dominado por los navíos de guerra españoles.

En esa ventajosa situación militar, el gobierno inglés envió una expedición naval al mando del Comodoro Home Popham, hacia el extremo sur del África, en el Cabo de Buena Esperanza, con el objetivo de conquistar las colonias holandesas de esa región. Una vez logrado ese objetivo, y aprovechando su proximidad y la falta de cobertura naval española en la zona del Río de la Plata, Popham resolvió intentar la conquista de sus colonias en esa zona.

La flota inglesa destacada hacia el Río de la Plata contaba con una dotación de 1.600 soldados de desembarco, que comandaba en Gral. William Carl Beresford. Al llegar a la bahía de Montevideo, en junio de 1806, y apreciar las importantes fortificaciones que protegían a Montevideo, el Comodoro Popham optó por dirigirse hacia Buenos Aires, ciudad que en esa época contaba con alrededor de 50.000 habitantes.

El 25 de junio de 1806, las tropas inglesas desembarcaron en la costa argentina cerca de la ciudad de Buenos Aires, en Quilmes. El Virrey del Río de la Plata, que tenía su sede en Buenos Aires, era el Marqués de Sobremonte; el cual, al tener conocimiento de la invasión optó por huir precipitadamente hacia Córdoba llevando consigo las reservas del Tesoro, que representaban una elevada suma. Esta actitud le ganó para la Historia el mote de “El inepto Virrey Sobremonte“.

Un contigente militar compuesto por 1.000 hombres salió de Buenos Aires para enfrentar a los invasores ingleses, pero fueron derrotados casi sin combatir; por lo que la ciudad de Buenos Aires se rindió y fue rapidamente ocupada. El Cabildo de Buenos Aires debió prestar juramento de acatamiento a la autoridad del Rey de la Gran Bretaña. Ante la perspectiva de represalias contra la población, el Tesoro fue llevado de retorno a Buenos Aires, siendo entregado a los Jefes invasores, que lo remitieron a Inglaterra solicitando refuerzos para expandir sus conquistas.  En Montevideo, la noticia de la caída de Buenos Aires en manos de los ingleses produjo una gran preocupación, ya que era previsible que el objetivo final de los ingleses era apoderarse de toda la rica región del Plata.

El Gobernador de Montevideo, que era Pascual Ruiz Huidobro, no era partidario de enviar una expedición a reconquistar Buenos Aires, dado que en esos momentos solamente contaba con una dotación militar de alrededor de 500 hombres. Sin embargo, los habitantes de Montevideo, y de los campos y poblados, pusieron a disposición del Cabildo y del Gobernador el ofrecimiento de contribuir con hombres y recursos a reclutar un ejército, para desalojar a los ingleses de Buenos Aires antes de que les llegaran refuerzos.

En sesión que se realizó en el Cabildo de Montevideo el 18 de julio de 1806, se resolvió declarar que el abandono de su puesto por el Virrey Sobremonte, y el juramento de sujeción a los ingleses del Cabildo de Buenos Aires, colocaba al Gobernador de Montevideo como la máxima autoridad delegada del Rey de España en esta parte del continente; y en consecuencia, que éste debía emplear esa autoridad para desalojar a los invasores de Buenos Aires y así preservar a la ciudad de Montevideo.

 

Se trató de una decisión de carácter militar y referente a una operación de guerra con un Estado extranjero, que en sentido estricto sólo podría haber sido dictada por el propio Rey. Por lo cual, aunque justificada ante la extrema necesidad y urgencia de la situación, algunos historiadores consideran que ella fue la primer manifestación de decisión autónoma de las colonias españolas de América; que de alguna forma anticipó los fundamentos del ulterior “movimiento juntista” americano, que inició el proceso de independencia.  
Así se reclutó en breves dias un ejército de 1.600 hombres, encuadrados en las unidades militares con asiento regular en la ciudad. Ocurrió, entretanto, que los barcos de la escuadra inglesa aparecieron frente a Montevideo, creando una importante amenaza para su seguridad. De modo que el Gobernador decidió permanecer al frente de las defensas; y encomendó el mando de la fuerza expedicionaria que se dirigiría a Buenos Aires, al Capitán Santiago de Liniers, un militar de origen francés que estaba destacado en Montevideo, prestando servicios a la corona española.

El 3 de agosto Liniers condujo su ejército a la Colonia del Sacramento, situada frente a Buenos Aires; y al día siguiente cruzó el Río de la Plata. Al desembarcar en las costas cercanas a Buenos Aires, se encontró con la desagradable sorpresa de que los ingleses habían logrado desbaratar un contingente de fuerzas leales, que supuestamente debían unírsele. De todos modos, resolvió avanzar contra la ciudad, logrando derrotar en algunos combates a las partidas inglesas que salieron a enfrentarlo.  
El ataque contra la ciudad se llevó a cabo pocos días después, siendo superada la dotación inglesa, por lo cual, habiendo sufrido alrededor de 400 bajas, el Gral. Beresford decidió rendirse, el 12 de agosto. 

La victoria obtenida por el ejército montevideano en Buenos Aires, tuvo una importante repercusión. La rivalidad que desde hacía tiempo existía entre ambas ciudades - en buena medida derivada de la competencia portuaria, dadas las superiores condiciones que para las posibilidades de la época tenía Montevideo - se puso de manifiesto al negarse el Cabildo de Buenos Aires a la solicitud de su similar de Montevideo para que le fueran entregadas las banderas de los ingleses, como reconocimiento simbólico de la importancia de esa acción militar.

 

El asunto llegó a ser sometido a la decisión final del Rey de España, el cual concedió a la ciudad de Montevideo el mérito de la acción cumplida, y emitió una Real Cédula concediéndole el título de “Muy Fiel y Reconquistadora“ y admitiendo que en el escudo de la ciudad se incorporaran las banderas de los vencidos, junto con otros ornatos alusivos.

___________Datos a tener en cuenta para esa epoca_____________

Montevideo Colonial.

Montevideo era una ciudad pequeña, con una población poco numerosa; se calcula que en 1805 no sobrepasaba los 10.000 habitantes. Predominaban los blancos, españoles o hijos de estos, pero también un alto porcentaje de pobladores negros, esclavos o libertos. Había también algunos extranjeros; indios muy pocos
La vida colonial transcurrió durante el siglo XVIII de forma tranquila. La sociedad urbana se desenvolvía austeramente, con momentos de fiesta, no se conocía la pobreza extrema. Prácticamente las necesidades básicas estaban satisfechas.
Faltaba el lujo de otras sociedades de la época como México y Lima. No existían estratificación social extrema, tampoco había demasiados contrastes económicos, no existían una aristocracia económica y política separada.
El papel más relevante correspondía a los altos funcionarios de la administración y a los oficiales del ejército y la armada. Los vecinos más ricos eran los comerciantes mayoristas, representantes de las casas españolas; también los grandes hacendados, que vivían en Montevideo y administraban sus estancias por medio de capataces o mayordomos.
En una situación intermedia estaban los comerciantes minoristas, los profesionales y los empleados.
Los grupos más modestos de la población estuvieron formados por los trabajadores manuales: artesanos calificados (albañiles, panaderos, herreros, carpinteros, ladrilleros, carreteros, jaboneros); peones de barracas, de saladeros y del puerto; y por último, los libertos y esclavos, ocupados en los servicios domésticos.
La familia era la célula principal de la sociedad. En ella predominaba la autoridad del padre, y las costumbres tradicionales españolas regulaban las relaciones y la división de tareas entre los miembros. La mujer permanecía en el hogar y no tenía vida social intensa, aunque participaba de las fiestas y reuniones.

La jornada Montevideana.
La jornada montevideana, cuyas horas principales eran anunciadas por las campanas de la iglesia, comenzaba con el amanecer, iniciada por quienes tenían las más rudas tareas (esclavos, artesanos, empleados) y continuada luego, en el correr de la mañana, por los dueños de los talleres y negocios.
Se abrían los portones de la ciudad y la gente iniciaba sus actividades. Los hombres a sus talleres, tiendas, negocios, al puerto, los cuarteles o las salidas hacia chacras o estancias.
Las mujeres permanecían en sus casas, dirigiendo el trabajo de las esclavas o atendiendo a los niños. Las lavanderas salían de la ciudad con sus atados de ropa para lavar en la Estanzuela (Punta Carretas y Ramirez) o en los pozos de la Aguada.
La ciudad se poblaba entonces de ruidos, redobles de tambor, descargas del ejército y los pregones de los vendedores ambulantes, los gritos de los animales, las carretas, los caballos, conversaciones y juegos de niños.
El transporte más común era el caballo, había también carruajes.
A mediodía se servía el almuerzo. Predominaban los usos de la cocina española. Después del almuerzo, la siesta duraba dos horas y era un rito.
Luego se retomaban las actividades hasta la llegada de la noche. Se cerraban los portones de la ciudad y las puertas de las casas. Las reuniones continuaban en el interior hasta la hora de dormir luego de las últimas oraciones. La ciudad quedaba en silencio, interrumpido por el sereno para anunciar la hora y el estado del tiempo.
Los domingos los vecinos iban a misa, hacían el paseo del Recinto, junto a las murallas. Otras diversiones eran las corridas de toros, las carreras de caballos, loterías, juegos de billar, candombes de negros y espectáculos teatrales de la "Casa de comedias".
Las festividades religiosas daban lugar a actos especiales, culminados con solemne procesión por la calles de la ciudad. Las calles mostraban entonces los adornos que hermoseaban el frente de las casas y se construían vistosos altares en las esquinas. El 1º de mayo día de los santos patronos de la ciudad, San Felipe y Santiago, era la festividad más importante del año.
Como acontecimientos importantes para la ciudad se destacan la muerte de algún rey, o la llegada de un barco, porque en ellos venían los alimentos, bebidas, muebles, vestidos, y las noticias y viajeros.
______________________________________
___LA FIGURA DE ARTIGAS
_____________________________________                     Ideario Artiguista

Las raíces de su ideario tienen dos fuentes principales. Artigas leyó en su adolescencia libros que provenían de Europa y Estados Unidos, como Sentido común de Thomas Paine y El contrato social de Rousseau, entre otros de autores de la Ilustración.

Fue educado en una escuela católica de franciscanos, de la que se retiró a las estancias de su padre, principalmente a la que se ubicaba en las actuales tierras que lindan la Villa de Casupá. En la primera etapa de su vida no fue influido por ideas revolucionarias. Su educación no fue muy ortodoxa aunque si demostró brillantez en su desempeño. Cuentan cronistas de la época, que en la época de Purificación en que contaba con 3 ó 4 secretarios, les dictaba cartas simultáneamente a los cuatro, con sorprendente lucidez, en las que se ocupaba desde la organización administrativa y política, pasando por cartas diplomáticas y asuntos menores como restituciones de bienes a gente del pueblo, o fijar pensiones para viudas e hijos de sus combatientes caídos en acción. De su vinculación con la campaña adquirió experiencia para la revolución que luego llevó a cabo.
En la opinión del investigador Carlos Maggi, lo que marcó a Artigas en su adolescencia fue su relación con los indígenas, negros y gauchos. Se mezclaron sus raíces, su avidez, lo que leyó y su contacto con la alta sociedad montevideana y con la parte marginada de la sociedad.
El ideario artiguista se componía de ideas políticas, las que se expresaron en las Instrucciones del año XIII y en la conformación de la Liga Federal. También tenía ideas socioeconómicas, que se expresaron en el Reglamento de Tierras, el Reglamento provisorio de 1815 de la campaña y seguridad de sus hacendados y el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para las Provincias Confederadas de la Banda Oriental del Paraná.


SEGUNDO SITIO A MONTEVIDEO
 

"Se aumentaron las comunicaciones al Yí; se fueron aquellos acercando y cuando ya estuvieron en el paralelo de Las Piedras -dice el padre Bartolomé Muñoz- a cuatro leguas de distancia se ordenó solemnemente la reunión".

"El 26 de febrero de 1813, amanecieron formadas las tropas de Infantería en toda la línea del sitio, en este orden: el Regimiento de Granaderos, el No. 3, el 4 y el 6, todos de gala con sus Jefes, Banderas y músicas. La Artillería formó su Cuerpo en el Cerríto de la Victoria; colocó en su cima diez piezas, a más de 4 volantes que con los Dragones y toda la Caballería, toda la Plana Mayor y muchos vecinos salimos a dos leguas de distancia a recibirlos. A las 8 acampábamos ya incorporados al Sitio."

"A las 10 de la hermosísima mañana se presentaron los batidores a la que seguía una columna que parecía interminable pues pasaba de 5.000 hombres; esta reunión del Ejército del Sitio era el inmenso pueblo que se juntó de todas partes hizo temblar los muros de la Plaza sitiada que se cubrieron de gente, así como sus azoteas, al ruido del saludo de 21 cañonazos en el Cerrito."

"Eran las 12 cuando llegaron los Generales a las líneas por donde habían pasado las tropas entre los más tiernos vivas a la Patria y a la unión siempre interesante, mezclados con los sollozos de las almas sensibles incitadas por las músicas y por lo tierno de la escena en que las aspiraciones eran, bendito Dios con esta unión 5.000 enemigos menos que son 5.000 amigos más."

"Cien indios charrúas cerraban la retaguardia. La multitud de carretas, familias, bagajes, etc. no acababan de llegar en dos días después."

"El 27 salió Blas Pico para Buenos Aires y unos para el arroyo de la China. Supe que la guerrilla de ayer de tarde la mandó el Jefe Oriental y los charrúas echaron a la Plaza algunas flechas, pero uno salió herido."

Tomado del diario de Francisco Acuña de Figueroa el 26 de febrero de 1813.

Asamblea del Año XIII

La Asamblea del Año XIII, también conocida como la Asamblea General Constituyente del Año 1813, fue convocada por el Segundo Triunvirato, en las Provincias Unidas del Río de la Plata, que había accedido al poder en octubre de 1812. El objetivo fue llamar a una Asamblea que representase a los pueblos recién emancipados y que se definiese el sistema institucional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Aunque no logró contar con algunos representantes del interior, esta Asamblea se inauguró el 31 de enero de 1813.

El propósito era proclamar la independencia y redactar la Constitución del nuevo Estado. Durante su transcurso, los intereses sectoriales dividieron a los diputados, lo que terminó con una postergación de la declaración de la independencia. No obstante, durante esta Asamblea se establecieron una serie de resoluciones importantes.

Una de las primeras medidas anunciadas por la Asamblea fue la de declarar a los diputados como "de la Nación", y no, "de los pueblos", es decir de las provincias. Además, se negaba el derecho de los cabildos que los habían nombrado a reemplazarlos; era un paso importante hacia un régimen de gobierno unitario. En consonancia con esta medida, meses más tarde se negó a incorporar a los diputados de la Banda Oriental, elegidos bajo la protección del líder del partido federal, José Artigas, con excusas de vicios formales en la elección. La realidad es que se negaba a incorporar diputados que llegaban con claras instrucciones de sus mandantes, orientadas a imponer un régimen federal y a declarar inmediatamente la independencia. Estas medidas fueron complicando las relaciones con las provincias, especialmente con la Banda Oriental y con Artigas. En definitiva, fueron pasos hacia el comienzo de las guerras civiles argentinas, que estallaron en enero de 1814 y enfrentarían a federales y unitarios por más de sesenta años.

LAS INSTRUCCIONES DEL AÑO XIII

Las instrucciones
Instrucciones que se dieron a los diputados de la Provincia Oriental para el desempeño de su misión en la Asamblea General Constituyente.

Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España, y familia de los Borbones, y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España, es, y debe ser totalmente disuelta.

Art. 2°. No admitirá otro sistema que el de la Confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado.

Art. 3°. Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.

Art. 4°. Como el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supremo de la Nación.

Art. 5°. Así éste como aquél se dividirán en poder legislativo, ejecutivo y judicial.

Art. 6°. Estros tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades.

Art. 7°. El Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado. El resto es peculiar al Gobierno de cada Provincia.

Art. 8°. El territorio que ocupan estos pueblos de la costa Oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa, forma una sola provincia, denominante: la Provincia Oriental.

Art. 9°. Que los siete pueblos de Misiones, los de Batoví, Santa Teresa, San Rafael y Tacuarembó, que hoy ocupan injustamente los portugueses, y a su tiempo deben reclamarse, serán en todo tiempo territorio de esta Provincia.

Art. 10°. Que esta provincia por la presente entra separadamente en una firme liga de amistad con cada una de las otras, para su defensa común, seguridad de su misma libertad, y para su mutua y general felicidad, obligándose a asistir a cada una de las otras contra toda violencia o ataques hechos sobre ellas, o sobre alguna de ellas, por motivo de religión, soberanía, tráfico, o algún otro pretexto, cualquiera que sea.

Art. 11°. Que esta provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la Confederación a las Provincias Unidas juntas en Congreso.

Art. 12°. Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurren a la introducción de efectos y exportación de frutos, poniéndose la correspondiente aduana en aquel pueblo; pidiendo al efecto se oficie al comandante de las fuerzas de Su Majestad Británica sobre la apertura de aquel puerto para que proteja la navegación, o comercio, de su nación.

Art. 13°. Que el puerto de la Colonia sea igualmente habilitado en los términos prescriptos en el artículo anterior.

Art. 14°. Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra; ni que ninguna preferencia se dé por cualquiera regulación de comercio, o renta a los puertos de una provincia sobre los de otra; ni los barcos destinados de esta provincia a otra serán obligados a entrar, a anclar, o pagar derechos en otra.

Art. 15°. No permita se haga ley para esta Provincia sobre bienes de extranjeros que mueren intestados, sobre multas y confiscaciones que se aplicaban antes al Rey, y sobre territorios de éste, mientras ella no forma su reglamento y determine a qué fondos deben aplicarse, como única al derecho de hacerlo en lo económico de su jurisdicción.

Art. 16°. Que esta Provincia tendrá su constitución territorial: y que ella tiene el derecho de sancionar la general de las Provincias Unidas que forme la Asamblea Constituyente.

Art. 17°. Que esta provincia tiene derecho para levantar los regimientos que necesite, nombrar los oficiales de compañía, reglar la milicia de ella para la seguridad de su libertad, por lo que no podrá violarse el derecho de los pueblos para guardar y tener armas.

Art. 18°. El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la soberanía de los pueblos.

Art. 19°. Que precisa e indispensable, sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas.

Art. 20°. La constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana, y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía, que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y así mismo prestará toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad, a todo cuanto crea, o juzgue, necesario para preservar a esta provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.

Delante de Montevideo, 13 de abril de 1813.
 


Reglamento provisorio de 1815


 
El Reglamento provisorio de 1815 de la campaña y seguridad de sus hacendados fue un reglamento dispuesto por Artigas para regularizar y mejorar la situación social y económica existente en ese momento, en la Banda Oriental, actual Uruguay, emitido el 20 de setiembre de 1815.
Una vez logrado el poder de la Provincia Oriental y de la ciudad de Montevideo, Artigas desarrolló una de sus medidas de gobierno más destacadas, la cual estableció normas para la recuperación económica de la provincia (desvastada por la guerra), pero con problemas que venían siendo arrastrados por más de 300 años de gobiernos monárquicos descuidados que gobernaban en desmedro de los intereses económicos generales para beneficio propio, estos problemas eran denominados comúnmente como Arreglo de los Campos.
Para la realización de este reglamento, Artigas se basó en las posibles soluciones dadas al problema por técnicos y especialistas entre los cuales se destacan: Félix de Azara, La Sarria, Pacheco.
Estos, principalmente Azara, señalaron que la tenencia de las tierras era propiedad de las personas producto de regalías o mercedes de los reyes o autoridades o bien en incentivo para los primeros pobladores. Estos campos se encontraban sin cercamiento y los animales sin marcar lo que fomentó la aparición de las grandes explotaciones extensivas; latifundios o las también llamadas “estancias cimarronas”. Esto a su vez, provoca una baja producción lo que, sumado al contrabando causa una baja recaudación.
Azara menciona la existencia del problema indígena. Estos pueblos amenazarían a las nuevas poblaciones que pretendieran habitar la campaña. La solución a este problema es: la entrega de tierras a los indígenas evangelizados y la evangelización de los indígenas paganos y posterior entrega de tierras, para civilizarlos y hacerlos sedentarios. Pretende legalizar la posesión de tierras que tienen las personas, para terminar con el problema de los grandes latifundios.
Dice que es necesaria la población de la campaña, para esto cree que es necesario el traslado y levantamiento de capillas rurales y escuelas. Acepta la existencia del contrabando y la solución es la disminución de las tasas e impuestos y creación de ferias vecinales donde los hacendados rurales puedan comerciar sus vacas a mejor precio.

 Principales medidas  [editar]Basándose en lo realizado por los técnicos, Artigas realiza el reglamento. La primera medida tomada por Artigas fue política y dispuso la quita de tierras a los enemigos de la revolución: "malos europeos y peores americanos", para distribuirlas entre los no propietarios con la prevención de que “los más humildes sean los más privilegiados”. En consecuencia, las tierras fueron otorgadas a: los negros libertos, los zambos de igual condición, los indios y criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la Provincia.
Serán igualmente agraciados por Artigas las viudas pobres si tuvieran hijos y serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros y éstos a cualquier extranjero. Los beneficiados recibirían tierras, ganados y una marca que señalaba su propiedad sobre ellos. Con esto pretendía solucionar el problema de la mala distribución de tierras y terminar con los grandes latifundios de baja producción provocando la reactivación económica de la Provincia Oriental.
La segunda clase de medidas fueron económicas, las cuales pretendían por un lado la recuperación de la ganadería (que estaba poblando de manera salvaje los territorios, sin pertenecer a nadie) y que eran matadas en manera abusiva por los hacendados y llevadas a Brasil para ser matadas por medio del contrabando. Se prohíbe arrear ganado al Brasil y la matanza de hembras.
Por otro lado se pretendió el ordenamiento de la campaña a través de la remisión de desertores al cuartel de Purificación, exigencia de papeletas de trabajo a los peones, aprehensión de vagos y para controlar todo esto era necesaria la creación de la policía rural.
Artigas pretendía llevando a cabo todas estas medidas la creación de una clase media rural, la sedentarización del gaucho, población de la campaña, remediar las injusticias sociales y fomentar los hábitos de trabajo.

 
 
 
  Hoy habia 19 visitantes (26 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis